lunes, 30 de enero de 2012

La manera más rápida de viajar, es a la luz de una vela.

Y cuántas veces quisiera regresar al abrigo de las llamas, mirar al cielo, y sólo poder ver tu mirada. Rodearme de arena y un poco de agua salada, de amor recién nacido, de secretos y palabras perdidas, de las que de verdad se las lleva el viento. De cómo picaba la playa en mi camiseta, y después de como picaba en mi corazón. Como un reloj de arena, que ahogaba mi alma a cada segundo, dejando sin respiración cada célula viva en mi cuerpo.  Cuántas veces tendríamos que aprender a guiarnos en la oscuridad, y quemarnos de amor entre las llamas. A caminar de la mano (a muy nuestro pesar), atados de una cuerda a nuestras almas libres, que ya no podían volar por lo alto. Hoy, enciendo una vela en tu memoria. En memoria a lo que ya no somos. Por cada lágrima con olor a sal que cayó, y por todas esas que no cayeron. Por tus ojos, y tus putas palabras, esas que no se las llevo el viento. Por cada vez que nos perdimos tratando de encontrar nuestros rostros a la cruda luz de una vela, por cada maldito reencuentro. Y voy a quemarlo todo. Tus ojos, el mar, y la arena que pica. 

viernes, 27 de enero de 2012

Dormía por el día y soñaba por la noche.

Se escuchaba el rugir de la lavadora al otro lado de la pared. Había echo la colada, quizá para sentirse más normal, pero jamás volvería a ponerse su camiseta favorita para dar un paseo, ni sus botas de monte para respirar aire fresco, entre otras cosas, porque ya ni siquiera percibía olor alguno. Y ella lo sabía. Su cuerpo débil y desnudo se resbalaba en la silla de mimbre que estaba junto a la ventana de su habitación, podía ver toda la ciudad desde allí. Observaba ir y venir a las personas, y ellas, ignorantes, seguían su camino, sin saber que una parte de su vida había entrado en la vida de Rebeca; llenándola de sentido, o a lo mejor, rasgando hasta la última entraña de su ser. Pero nadie advertía haber sido espiado por aquella chica. Y así pasaba las horas Rebeca (o al menos las que no pasaba dormida). Veía a la gente ir y venir desde esa ventana suya desde la que observaba al mundo. "Me cambiaría por cualquiera de estas personas, cualquiera, no importa. El próximo que cruzara la esquina, estaría bien, por ejemplo". Pero a esta caza-personas, ya no le quedaban fuerzas para bajar y poseer el cuerpo de nadie. Ojalá pudiera. Se entretenía a veces abriendo la ventana, aunque esto sólo ocurría en los días especiales. Hoy era uno de ellos. Era su cumpleaños. Habían sido 17 bonitas primaveras. Y el viento volaba todos sus recuerdos y los revolvía por la habitación, luego la pobre Rebeca intentaba reconstruir su pasado pero siempre se le perdía alguna que otra pieza. Entre lagunas negras, y brazos y piernas rasgados, acabó allí, quién sabe cómo. Hoy era un día especial, aunque Rebeca ya no se acordara. Vinieron y abrieron la ventana. Las enfermeras la dejaron sola. Y en un instante, se puso en pie con las últimas fuerzas que le quedaban. Su cuerpo delgado acarició las baldosas y pudo acercarse a la ventana. Intentó aspirar el aroma de las flores, pero el único olor que reconocía era el de la muerte.  Una chica de ojos verdes cruzó la esquina. Era perfecta, era como Rebeca siempre había querido ser. No podía perder el tiempo, era una ocasión idónea. Se arrancó las agujas a través de las que se alimentaba desde hace un par de inviernos. Desenchufó la máquina que la agarraba ya sin ningún sentido a la vida; y que mantenía su corazón, que estaba un poco deshabitado desde hacía tiempo. Pero no pasaba nada, Rebeca ya no lo necesitaría. Se agarró de la persiana y se precipitó al vacío. Estaba feliz, por primera vez en tanto tiempo. Ahora podría ser la bonita chica de los ojos verdes.

miércoles, 25 de enero de 2012

Drink me.

Querida Alicia en el país de las maravillas; te escribo con la única intención de subsanar una profunda duda. Verás, me gustaría saber de donde sacaste aquel pastelito envenenado, el de la etiqueta que ponía "Eat me", y segundos después te hacía grande, tanto que ya nadie tenía que tomar decisiones por tí, y ya no hacía falta que fueses honesta.
No, mejor dame un poco de ese frasquito del que colgaba una etiqueta que ponía "Drink me". Es mejor, opción, ¿no crees?
Sí, sí, ese mismo, el que te hacía pequeñita y hacía que cupieras en cualquier recoveco. El que hacía que pasaras inadvertida, y que seas casi invisible para los demás. Sé que has crecido, tu corazón va más despacio y me ve de lejos, pero no puedes haberte olvidado de cuando sonreías sin motivo, ni del conejo blanco, ni del sombrerero. ¿Te queda algo, entonces?


"Alicia empezó a sentirse medio dormida y siguió diciéndose como en sueños: «¿Comen murciélagos los gatos? ¿Comen murciélagos los gatos?» Y a veces: «¿Comen gatos los murciélagos?» Porque, como no sabía contestar a ninguna de las dos preguntas, no 
importaba mucho cual de las dos se formulara."

Excepcional, no eterno.

"Tenemos la extraña sensación de que el amor es eterno. Tiene que durar para siempre, si no, no es amor. Pero el amor puede durar minutos, horas, días, semanas, meses, o años." Puede durar hasta el resto de tu vida, o puede durar lo que dura el aletear de una libélula. Un segundo, una caricia. Dos minutos, un adiós. Una puede llegar tarde o demasiado temprano, el amor no espera a nadie. Pero, ¿estás diciendo que el amor se acaba? No importa cuantas veces se ame en la vida, el amor es reciclable, por lo tanto, una energía renovable.  (aunque a muchos les cuesta separar el cartón con el cartón, y lo orgánico con lo orgánico. He oído historias de cartones que se cuelan entre dos manzanas podridas)

domingo, 22 de enero de 2012

De monstruos y sonrisas forzadas.

La comida china siempre ha sido mi favorita. Como un viaje del paladar, pero hoy sabe a comida normal, de la de siempre. Incluso más rancia, más aburrida, más rutina. Será la compañía. Ya no es la de siempre, por lo menos solo lo es en cuerpo, y de eso aún no estoy segura. Te sientas delante mía y te miro a los ojos. Ya no son los de siempre, sólo en cuerpo, de esto si estoy segura. No te molestas, vas directa al grano, y lo sueltas. Plas. Hay se queda, para siempre. Para el resto de nuestras vidas. Porque tu mirada melancólica ya la tenía hace mucho, pero ahora colecciono palabras de crueldad. La distancia más grande es la que hay entre dos personas, y la mesa parece cobrarse todos esos metros que nos han separado. Se va haciendo más y más larga, y ya no nos escuchamos cuando hablamos. A veces chillamos. Me levanto, me ruegas que me quede. Es masoquismo, pero por alguna extraña razón vuelvo a sentarme en la silla. Dices que te vas a vomitar. Te miro mientras te alejas y ya no andas igual. No, pienso que no te quiero. No lo siento. Me creo un monstruo, pero no me engaño. Soy un monstruo que se dice la verdad a sí mismo. Pero cuando vuelves te repito esas palabras que antes si tenían un significado para mí.
-Te quiero mucho. No quiero que nos separemos-y la segunda parte es verdad, me siento menos monstruo y más humana. Finjo una falsa sonrisa que incluso me hace daño.
Me miras a los ojos y siento ternura, creo que puedo ver un atisbo de lo que eras, por un segundo recuperas la voz que antes tenías. Quizá no todo este perdido, pero te devuelvo la mirada. Te la devuelvo y ya no eres tan maravillosa. Ya no eres la que venía a rescatarme del lobo, ni la que encendía la luz del pasillo cuando la oscuridad se me tragaba. Te la has debido de comer, como los tres platos del chino, que han acabado en el váter.

Distancia insalvable.

No hay compás que valga, ni melodía que suene en mi cabeza. No hay manera de hacerlo cuadrar, jamás conseguiremos la fusión perfecta. Ni tus acordes suenan bien, ni los míos están afinados. No es problema de las teclas, pienso que es la partitura. Se ve un poco borrosa. Me cuesta hacer sonar mis notas a la vez que las tuyas, mi canción se confunde entre tus canciones. Y no sería bonito si sólo tocáramos tu parte. Ni siquiera con pedal, ni allegro, ni pianissimo.  No podemos llevar esto a escena, no podemos. No sabemos tocar a la vez sin perdernos el tiempo marcado, no sabemos dejarnos llevar. A lo mejor todo ha estado demasiado planeado desde el principio, recuerda que al público le gustan las sorpresas.

sábado, 21 de enero de 2012

Es lo que pasa cuando en una pecera viven dos peces.

Que cuanto más grande es él, más pequeño te haces tú. Y solo queda la resignación, o eso, o esperar a que el gato se nos lleve.

viernes, 20 de enero de 2012

Como un mensaje dentro de una botella

Ha desaparecido su sonrisa que no caducaba, 
y los ojos verdes esos que dudaban.

Se ha cortado la melena color mariposa,
y se ha confundido su peca entre muchos otros lunares en el mundo.
Le ha buscado en cada sueño,
cada palabra mal escrita,
en cada lágrima que no caerá.

Como un mensaje de paz dentro de una botella,
no, como un pez ahogado en el mar.

                                                         Peor aún, como si no supiera amar.

lunes, 16 de enero de 2012

¿Y tú, qué tienes?

-¿Qué tienes?
-¿Qué tengo dónde?
- En el alma
- En el alma tengo frío.
Y los dos callaron, a la espera de que el frío no hubiese escuchado sus palabras. Porque un frío que lleva viviendo años en el alma de un hombre bueno puede ser el más aterrador de los demonios.
- ¿Y tú?, preguntó apenas con un susurro incapaz de despertar a un ángel.
- ¿Y yo qué?
- ¿Qué tienes tú?
- ¿Dónde?
- En el alma, en el alma.
- En el alma tengo un vacío, el más terrible de los vacíos. Un vacío inmenso que alcanza justo unos pasos más allá de donde alcanza la vista. Es un vacío nuevo, por estrenar. Allí todavía no asentó sus pies el frío, ni la llama. Ni hay una sola huella de caminante marcada en un suelo virgen.
Y de nuevo los dos callaron, no fuese a ser que el vacío acabase por llenarlo todo.
Y siguieron en silencio. A uno de ellos el frío acabó por subirle por la venas, poco a poco, hasta que le llegó a la mirada. Sus ojos, unos ojos que siempre habían sido de miel, se convirtieron en dos copos de nieve. Sus labios, que todavía guardaban el sabor del fuego en otros labios, se convirtieron en agua al principio del recuerdo, y en hielo. Sus brazos, acostumbrados antaño al abrazo, quedaron colgando a sus costados, como dos fríos carámbanos a punto de convertirse en pasado. Al otro se le secó de golpe la voz en la boca y anidó allí sin prisas el silencio. Un golpe de ausencias le arrebató en un instante los recuerdos y su mirada se perdió en el vacío, más allá del vacío, y sus ojos se convirtieron en dos plumas que salieron volando sin que sus manos, manos que ya no eran de carne, pudiesen hacer nada por retenerlos. Una lágrima, una que no encontró oposición en unas cuencas sin dueño, se asomó a aquel precipicio y sintió el frío de la cercanía, se estremeció apenas unos instantes y volvió a su origen, dejando allí aquellas dos almas, en una tarde de inviernos y de olvido.


domingo, 15 de enero de 2012

Preguntas cabronas y silencios suicidas.

Apoyo mi cabeza en el goteado cristal del tren, mientras observo danzar a las gotas al ritmo de Cello Suit, de bach, que retumba a través de mis auriculares viejos. Las gotas cada vez caen más deprisa, será que llueve demasiado, quizá el tren esté cogiendo velocidad. Mi cabeza da pequeños golpecitos contra el cristal al compás del motor, que hace vibrar esta gran máquina con ruedas. Yo también tiemblo, y puedo sentir las vías. Mi cabeza empieza a dar vueltas, apoyarla en el cristal ha sido una mala idea, y ahora me vibran las ideas, revolviendo antiguos sentimientos y desenterrando viejos pensamientos, cual terremoto. Suena un acorde de melancolía y me pregunto quién va más llena de "por si acasos": mi maleta, o yo.

Y un día, se aburrió de existir.

Verónica era una chica de usar y tirar. Su vida era un círculo vicioso de gente desconocida, de pasarelas y de fotografías. Acababa los días con litros de ron con coca-cola corriendo por sus venas, y los empezaba entre camas desconocidas y máquinas de café con sabor a recuerdos espesos. Después, ni ella ni nadie sabía como seguían. Hacía mucho tiempo que se había cansado de la rutina, de mirar el reloj y que no pasará el tiempo. Se aburrió de su juego de cuadros de Nicolas Poussin, de su pintalabios carmín y sus uñas esmaltadas. Se aburrió de cerrar los ojos y contar hasta 10, se aburrió del amor. De los que se dormían a su lado pero despertaban lejos de ella, de las promesas falsas y las esperanzas perdidas. De que todo le quedase genial en el probador de la tienda, y de desterrarlo al fondo del armario tras su última semana de vida. Estaba harta. Y un día, se aburrió de existir,


de mirarse al espejo y ver siempre a la misma persona.

sábado, 14 de enero de 2012


-Mi padre y yo veníamos aquí. Y nos tumbábamos en medio de la carretera, viendo los cambios de semáforo. Los mirábamos cambiar de verde a ámbar, y de ámbar a rojo. Tú podrías hacerlo si quisieras.
+No.
-¿Por qué no?
+Porque...Yo qué sé, ¿quieres levantarte de ahí?
-¿Te das cuenta? Verás, tú nunca haces lo que quieres. No eres libre.
+Está bien.

+¿Qué pasa si viene un coche?
-Morirás.

miércoles, 11 de enero de 2012

La historia de una chica que escribía al revés.

Llegué a conocerla bien. Reía a las 10 y lloraba a las 12 (a veces, incluso antes). Podía llegar a cambiarse 7 veces antes de salir de casa. Pero todo eso son solamente cifras. No bebía café, pero parecía agradarle ver como pedía mi Capuccino en aquél café de la esquina, ese que más tarde quiso bautizar como nuestra cafetería. 
Era una chica, más bien rara. Quién sabe qué nos unió. A veces jugábamos a adivinarlo. Fue un suspiro de alivio del destino, una canasta apurada al último segundo. Para ser más exactos, el número 6 de un dado lanzado al azar por el diablo. Pero por favor, no sigamos hablando de números.
Pasábamos todas las noches de verano tiradas en mi tejado, contando estrellas. Fuimos de esas que gritábamos en silencio. Hablabamos con los ojos, y escuchábamos con el corazón. Éramos de las pocas que sabíamos hacer eso, lo de amar los silencios; cuando un día, por sorpresa, dejaron de ser incómodos. Pero no es lo único que amábamos. 
En pocas palabras, creamos nuestra propia filosofía de vida. No necesitábamos un plan B, nuestro proyecto no tenía pérdida. Luego, se perdió todo. Los nervios, el norte, y la cabeza, pero no te asustes, nuestro futuro no. Vivíamos a nuestra manera, siendo felices de la única forma que sabíamos. Rompiendo esa estúpida ley de las absurdas diferencias de las que tanto se hablaba. Demostrando que lo imposible, era posible, siendo la excepción que confirma la regla, pero no cualquier regla, sino nuestra regla de vida. Ya lo dijiste una vez, en una de esas cartas que me encontraba por todas partes, y que leía, normalmente en el espejo, o en el reflejo de unas tijeras, si estábamos en clase. "Gracias por ser diferente a mí, es la única manera de que me complementes". Y era verdad, por mucho que dijeran. Tan verdad como tu talento al imitar la caligrafía de Da Vinci. Sigo pensando que la única razón de la existencia que tenían tus cartas al revés, es tu mente prodigiosa, que estaba aburrida de escribir normal, de ser normal, y de tener una amiga normal, si es lo que se me podía llamar. Y por eso inventamos nuestro camino, puede que no sea  en la dirección correcta, pero es nuestro camino.
Tú y yo, somos un cúmulo de cosas hechas y por hacer, somos un mar de contradicciones y bipolaridades. Pero te diré lo que nunca seremos: indiferencia

Y sin tener idea de amar, jugaron a enamorarse.

Y ese momento de regreso. De regreso a casa. Ahí es cuando sientes que no te equivocaste, que hiciste las cosas bien hechas. Que no te arrepientes. Recobras sentimientos. Emociones. Los habías enterrado en lo más profundo de tu corazón, pero han salido a flote. Se trata de una burbuja de libertad, felicidad y plenitud. Sí, desde luego sigo confiando en mí. No me voy a equivocar. Sin embargo, se que es sólo eso, una burbuja. Una burbuja que cuando llegue a la superficie explotará. Y en ese preciso momento, no pasará a ser otra cosa más que aire. Es decir, nada.









  (llamadlomomentos.blogspot.com)

domingo, 8 de enero de 2012

Hasta poder leerte en braile.


Fluye. Ya no existe un mañana. Las palabras atontan, no escuches, solo siente. Siente y no pares. Enreda tu cuerpo al mío, haz que suba a lo más alto para luego bajar como la espuma. Quiero conocer cada lunar de tu cuerpo.

sábado, 7 de enero de 2012

Por último, recuerdo la indiferencia.

No tengo claro el momento exacto en el que todo, absolutamente todo mi mundo se desencadenó. Recuerdo el miedo, y después tus manos, tus manos vacías. Tus manos y tus ojos verdes. Nada más. Llegaste a mi vida como una enfermedad, y cada vez recuerdo menos... Pero eso es bueno, los recuerdos duelen, o eso dicen. Después solo el amor, ni siquiera recuerdo el momento en el que empecé a sentirlo recorrer mis venas hasta colapsar mi corazón, la más dulce de las ponzoñas. El amor, los pellizcos y tu voz. Recuerdo tu miedo, aunque tú no te hayas dado cuenta aún. Tu olor...Y tu sabor a mar. Luego, el viaje de vuelta. Y otra vez, como un intermitente atascado, el miedo. La odiosa despedida que creíamos que jamás llegaría. Pero todo lo bueno se acaba. Y lo que no es tan bueno, también.


El paso del tiempo, y tus lametazos guarros después del chupa-chups. Y luego, nada. Claro está, las discusiones. El nudo se rompió cuando solo uno de los dos las recordaba. Pequeñas, y otras grandes. Inseguridad, miedo, rabia, impotencia, más nudos, en la garganta. Y amor, más amor.  Del que duele, del que es de verdad y te hace temblar.


Conversaciones y conversaciones. Palabrería, al fin y al cabo. ¿Se puede vivir de ella?. Tú mismo lo has comprobado. La distancia, la puta y asquerosa distancia.


El ingénuo deseo de pasar el resto de mi vida junto a tí, y el de no haberte conocido jamás. Después, nuestros 100 días. La última vez que nos vimos, y la última vez que vocalizaste para mi un te quiero. De nuevo, cómo no, el miedo.


Es cierto, no se cuándo empezó, tampocó se cuando acabará. Pero sé que nada se construyó para durar, una jodida verdad pero también un intenso consuelo.

viernes, 6 de enero de 2012

Hablaría solo si tú no estuvieses ahí.

Como los pájaros en una jaula.

+No te ofendas, pero a veces, una se siente más libre de hablarle a un extraño que a la gente que conoce, ¿por qué será?
-Probablemente porque un extraño nos ve como somos y no como quiere creer que somos.




189, en nosotros no funcionó.

Contemplada nuestra última lágrima, caemos de la mano, oportunistas en un instante que no era el nuestro, esperando que nuestro amor nos salve de la derrota y el fracaso. Hemos elegido el camino corto y fácil, como tantas otras veces, pero ya no ha servido. Duelen, ¿lo sabías?. Por favor, para ya. Te juro que esta vez será la última. Has envenenado cada parte de mi cuerpo, y cada segundo de distancia. 16.329.600 en total. 272.160, es la única manera de que lo entiendas. 4.553, y el número va disminuyendo conforme cambiamos de unidad. 54, como si restáramos importancia.Como una regla de tres, pero ahora es inversa. 6, cada vez es más lejano y menos futuro.

jueves, 5 de enero de 2012

Súbete al carrusel de la vida.

Ven a conocer nuestro circo, somos cientos y cientos de trapecistas olvidados, músicos desafinados, y domadores nómadas. Tendrías que conocer también al increíble Jahir, nuestro payaso. Lo reconocerás por su sonrisa burlona, será el que no dejará de bromear incluso cuando Fuego o Cirendella, nuestros asombrosos y bien cuidados caballos, estén enfermos. Podrías pasarte por el camerino de Catrina y Yelena, quizá sean antipáticas al principio, no se les da bien conocer gente nueva, perdieron a su familia dos años atrás, no tienen a nadie... Bueno, en realidad, se tienen la una a la otra. 

Tenemos un puesto para tí en la escala de arlequín. No es de las mejores ocupaciones, entrarás en escena en cada intercambio, y un trozo de pan al día, lo demás tendrás que ganártelo, pero por esto hemos pasado todos los que estamos aquí. No es difícil, somo hay tres reglas: grita, sonríe, y salta. Ese es el lema. De vez en cuando sacarás a algún inocente a bailar, y repartirás caramelos entre los más jóvenes. ¡Ah! Ese es Jeremy, prefiero no desvelar su historia, es la clave de nuestro espectáculo. No le mires nunca a la cara, se siente incómodo por las quemaduras, pero es un buen tipo. Ya verás, todo saldrá bien, pequeño, este es un lugar para olvidar y ser recordado, pronto lo entenderás, amigo.


Y ahora, únete a aquel grupo de allí, esos que están alrededor de la fogata. Está anocheciendo,escucha lo que cantan:
 Un viaje en el carrusel de la vida,
que da vueltas en torno a nosotros,
que gira en redondo.
Una vuelta completa para ver si el viaje merece la pena.
¡Gira!
¡Gira!
¡Gira, oh hermoso carrousel!
Somos como viejos piratas, a la luz de la luna, cantando una sonata de esperanza. 



miércoles, 4 de enero de 2012

En recuerdo a tí.

Qué frío. Odio el invierno. Todo el mundo abrigado...Jerseys, guantes, bufandas, abrigos... Todos tapados, ocultos debajo de todo su dinero. La calefacción a tope, y las farolas encendidas a las 6 de la tarde.

La misma hora en la que salían los pájaros de tu árbol, Jess. Sí, hoy es una tarde fría de invierno, y son las 6. Y me he acordado de tí. De cuando me saludabas desde la ventana, y yo miraba a todas partes, pero nunca te encontraba. Me he acordado de las pasadas Navidades, y de tubalcón. Dueño de mil sonrisas y recuerdos tuyos, y ahora, míos. Qué digo, nuestros.
Pero te los llevaste todos. De la misma manera en que los pájaros se llevaban el sol.

Me acuerdo, siempre, a la misma hora, las 6 de la tarde, salía la bandada de pájaros del árbol más grande de todo el parque, ese que se veía desde el balcón. Y tú y yo nos sentábamos a verlo. Desde que se iban, hasta que volvían. Nunca supimos a dónde volaban.

Al cielo, me decías, para hacer pequeña a la gente, y para hacer pequeños los males. Y luego volvían, porque allí hacía frío por las noches.

-No vuelven por eso, vuelven porque el árbol es su casa- te decía yo.
-O después de estaren el árbol, vuelan al cielo, porque allí está su verdadera casa, Hazuria; solo están de viaje, igual que tú y que yo.

Tú y tu extraña manía de darle la vuelta a todo. Pero de esto hace ya mucho tiempo, y resulta que tu terminastetu viaje hace dos años, ahora ya casi 3. Sin decir adiós, sin despedirte de mi.

Y ayer pasé por tu árbol, me quedé esperando hasta la hora en la que se encienden las farolas. Pero no vía los pájaros... Tal vez ellos también se fueran al cielo... Puede que un día, al salir del árbol, no regresaran. Como tú, abuela.

Sin decir adiós...

Te quiero.

martes, 3 de enero de 2012

¿Quién dijo que equivocarse era malo?

Nos hablan de la perfección como si fuera necesaria, algo que debemos aspirar a alcanzar. Debes tener el pelo más bonito, ser la mejor vestida y ser la primera en tu clase. Espera, también tienes que tener el móvil más moderno y debes, por supuesto, mantener las formas y comportarse como una verdadera señorita. Debes ser popular, nada de tener uno o dos amigos, y ya ni hablar del maquillaje, échate todo el rímel que puedas, cuanto más, mejor. Una bonita sonrisa bien cuidada y mantenida durante todo el día también ayuda. Que no se te olvide que debes mantener una talla igual o inferior a 36. Ese es el estereotipo de "perfección" que nos vende la sociedad. Una extraña coincidencia que la perfección vaya unida a la cantidad de productos que una obtiene, ¿No os dais cuenta? Todo parece decir: compra, compra esto y lo otro, serás feliz. Serás más popular si vas vestida de esta manera o si te maquillas de esta otra forma. Al final, acaban diciéndonos cómo tenemos que ser, cómo tenemos que comportarnos ante tal situación.
¿Y qué hay del interior? Eso ya no cuenta. Los demás solo ven lo de fuera. Y lo peor es que ya casi no hay nadie que haga el esfuerzo de conocer a las personas por dentro. Tanto preocuparnos por mejorar nuestro exterior que el interior se ha ido ennegreciendo poco a poco, quizá desapareciendo, en algunos casos extremos. Y la mayoría estamos podridos, pero no lo sabemos.


Pero no es nuestra culpa, somos lo que nos hacen.



domingo, 1 de enero de 2012

Una razón para no empezar de cero.

¿Nuevo año? No ha cambiado nada de ayer a hoy. Todo sigue en su sitio y tú sigues siendo la misma persona. Un nuevo año, la misma mierda de ayer. Quizá nuevas ilusiones, sí, pero la misma mierda que contamina este mundo. No me refiero a la basura (que también), me refiero a la hipocresía, a la crueldad. A la ignorancia, aunque a veces es mejor no saber. A las mentiras, que están pudriendo el mundo por dentro, poco a poco. Pero no me importa. Sí, habéis oido bien, no me importa. Este es mi año, y también el tuyo. ¿Empezar de cero? sería una tontería, porque no podría mejorar lo que antes iba mal, así que sigue adelante, no te rindas. Ve a contra marea, grita y pelea porque nadie puede quitarte lo que es tuyo. Que nadie silencie tu sonrisa. Repítete una y otra vez "este es mi año". Falla y piensa que todo esta perdido, y entonces, levántate y recupera tus sueños. Llora, chilla, y creete reemplazable, hasta que nada merezca la pena. Alguien irá a rescatarte. Entonces sabrás de quién es la mano amiga. Nunca sabras de quién te rodeas hasta que caigas. Y entonces, después de haber reido, cantado, llorado, después de mil y una borracheras, unas cuantas fiestas, y tardes de aburrimiento, después de observar cada pequeño detalle y de abrir los ojos y mirar, entonces sabrás por qué estás aquí, y qué has venido a hacer. 




Crea tu propio proyecto de vida.Pero sobre todo, recuerda que las oportunidades no esperan. 

¿Qué quieres?

Dulce guitarrista. Esclavo de su música, acaricia las cuerdas de su guitarra blanca, con una púa del color del cielo. Sentado en una esquina de mi cama, está tocando una vieja canción, "Hurricane", de "Scorpions". Pasa poco a poco formando una melodía nueva para mis oídos. Ahora está improvisando. Y se le da realmente bien. Me mira, le miro, y entonces somos uno solo. No hacen falta palabras, él ya lo sabe todo. Sabe por qué está aquí.
Se muestra, inalcanzable e inalterable sobre su lado de la cama. Incomprendido, por todos y por todo, excepto por su música. Experto compositor, profesional transformador. Sí, transformador, de la música en un sentimiento, un estilo de vida. Y entonces, interrumpo su canción, y pregunta:
-¿Qué quieres?
Ahora elijo yo, me toca escoger cuál es la siguiente canción. Sea la que sea, el sabrá tocarla. Y si no, sabrá engañarme tocando cualquier otra cosa. Al final elijo "Sweet child of mine", y empieza a tocar lo que he pedido.

Me hace pensar, su pregunta. "¿Qué quieres?"
Hay tantas cosas que quiero, Yeri. Tantas cosas que cambiaría, tantas cosas de las que me arrepiento...No sabría responder a esta pregunta. Pero finalmente me decido. Y ahora lo tengo claro, hermano.
TE QUIERO A TI.


El deseo le ha tapado los ojos.

Se alza porderosa sobre el tablero, en blanco y negro. Abanza, decidida y agresiva, una casilla hacia delante. Enigmática, juega con sus mejores peones, discutiendo consigo misma la mejor estrategia. Espera un movimiento enemigo, y entonces, ataca. Desea ganar en este complicado juego que es la vida. Puede que incluso se confíe demasiado, pierde oportunidades, torres y caballos. El deseo le ha tapado los ojos. Manda y ordena, porque es la pieza más importante en esta guerra, pero se olvida de que también puede perder.













Y así es, Jaque-mate a la reina.

Si quieres algo, ve y consíguelo; punto.



Nunca dejes que alguien te diga que no puedes hacer algo. Ni siquiera yo, ¿está bien? 
Si tienes un sueño, tienes que protegerlo. Las personas que no pueden hacer algo por sí mismas, te dirán que tú tampoco puedes hacerlo.
Él con una flor. Una sola -dice- porque al menos es especial, única, no perdida en un ramo, confundida con otras.