miércoles, 31 de octubre de 2012

lunes, 29 de octubre de 2012

Todo el mundo persigue a la luna.


Hay caminos que estaban hechos para nosotros, igual que destinos enterrados. Algunos acaban en incendios de miedo, otros en lunas rojas de noches muy caras. Ella siempre tan alta y presa, tan inmensa en su oscuridad contenida. 

Hay lugares donde hace más frío y los cortes son más graves y más profundos. Existen de verdad cuando se pone rumbo hacia adelante y sin prisas, hasta arriba. He oído que hay lugares en los que incluso ya no crece ni un sólo arbusto porque han sido más transitados que el propio infierno, dicen que el hombre los hizo con su andar y que ya no saben si hay otros nuevos. 

Siempre hubo alguien antes que tú y los seguirán recorriendo cuando tú te hayas ido; la naturaleza acaba por asimilar los deseos ajenos y nos abre paso hacia sus secretos en una especie de resignación provocada pero intensa. Pero no nos han dolido. No fuimos padres de ningún camino, no se nos han quemado los pies queriendo trazarlos dejándonos algo más que la vida y los sueños de los que ya nunca hablamos, por reiteración o quizá por pereza.

Hay caminos con nombre pero muchos lo perdieron. Hay corazones por los que ha pasado tan poca gente que ha crecido la maleza.  Y hay corazones que han sido devastados porque los confundieron con caminos.

Intervalos de cordura.


















Era tatuarme la piel
o tatuarme la sangre y los huesos.
Pintar pájaros azules que salen de oscuras cavernas
o signos de dudoso infinito
recostados en los senos
y en columnas entalladas.
Era tatuarme mi nombre
o tatuarme tu ausencia
y las estrellas superpuestas
vacías de sentido y juicio.

sábado, 27 de octubre de 2012

Ni tú, ni yo, ni nadie golpeará tan duro como la vida.

He vivido en todos los corazones que se abren a esas horas de la tarde en las que todo se mueve y todo lo cambian las venganzas que han llegado flotando desde las nubes. Pero también he temido volver a casa y darme cuenta de que ya no me sonríes desde el cristal de tu marco, no me gusta perder lo que había conseguido. Yo ya pertenecía a ese sentimiento que hace nacer este ambiente otoñal, las calles salpicadas de toda la gama de los marrones y de tanta sangre helada. Me gusta esa paz de cuando te alejas, los pensamientos llegan mejor y más sinceros en días amargos desde la calma de una ventana alta o una azotea solitaria, imperturbable, lejana. El frío se adhiere a tu piel, a tus pulmones, a tus palabras.

Y te hace invencible.


martes, 23 de octubre de 2012

Cientos y cientos de formas de morir, y la más bella de todas es vivir.

Qué ligeras son las alas cuando se aprende a volar, pero cuán pesadas eran cuando no las sabíamos utilizar. Se han caído las hojas de dos otoños y se le ha aclarado el pelo, arrugado la inocencia y oscurecido la mirada. Se le ha quemado toda la ética, ha perdido los modales y ya no sabe llover si no es con música triste, lluvia con café. Antes sólo hacía sonar el río y ahora lo agita en silencio, repite que puede verte y asegura que no es con los ojos. La vida le ha aprendido a castigar por tantos y sucios pecados, pero cuando besa sus besos duelen igual. Dos otoños en guerra y sus labios siguen siendo los mismos.


Había olvidado qué pesadas se hacen las alas cuando se dejan de utilizar...

domingo, 14 de octubre de 2012

Revivir(te).

Quiero amarte, cazarte, desabrocharte, volcarte, despeinarte, leerte, saberte, protegerte, sentirte, bailarte, saborearte.

Y después, quiero repetirte.

lunes, 8 de octubre de 2012

No ves que siempre vas detrás cuando persigues al destino.


Entonces no siento ya con los nervios que se agitan,
con el pecho que se oprime, con la parte orgánica
natural que se conmueve al rudo choque de las
sensaciones producidas por la pasión y los afectos;
siento, sí, pero de una manera que puede llamarse
artificial; escribo como el que copia de una página
ya escrita; dibujo como el pintor que reproduce
el paisaje que se dilata ante sus ojos y se pierde
entre la bruma de los horizontes.

Todo el mundo siente.
Sólo a algunos seres les es dado el guardar como
un tesoro la memoria viva de lo que han sentido.
Yo creo que éstos son los poetas.
Es más: creo que únicamente por esto lo son.

Cuando un poeta te pinte en magníficos
versos su amor, duda.
Cuando te lo dé a conocer en prosa, y mala, cree.

Si tú supieras cómo las ideas más grandes se
empequeñecen al encerrarse en el círculo de hierro
la palabra; si tú supieras qué diáfanas, qué ligeras,
qué impalpables son las gasas de oro que trotan
en la imaginación al envolver esas misteriosas
figuras que crea y de las que sólo acertamos
a reproducir el descarnado esqueleto; si tú
supieras cuán imperceptible es el hilo de luz
que ata entre sí los pensamientos más
absurdos que nadan en el caos:
si tú supieras...
Pero, ¿qué digo?
Tú lo sabes, tú debes saberlo.


¿No has soñado nunca?
Al despertar, ¿te ha sido alguna vez posible referir,
con toda su inexplicable vaguedad y poesía,
lo que has soñado?

El espíritu tiene una manera de sentir
y comprender especial, misteriosa, porque
él es un arcano; inmensa, porque él es infinito;
divina, porque su esencia es santa.


¿Cómo la palabra, cómo un idioma grosero y mezquino,
insuficiente a veces para expresar las necesidades de la
materia, podrá servir de digno intérprete entre dos almas?


Imposible.





-Gustavo Adolfo Becquer-

sábado, 6 de octubre de 2012

Casus belli.

Nos amábamos rápido, lento, suave y ferozmente. Y después de cada beso llegaba esa calma propia del fin de una guerra, ese instante antes del caos, una tregua muy poco perpetua. Eran los segundos que precedían a la muerte respirados por quienes la harían llegar, pero dulcemente. Y otra vez, se encendía la chispa que nos haría arder en un mar de conflictos, y entonces rompíamos la paz y volvíamos a la batalla de explosiones, volvíamos a amarnos rápido, lento, suave y ferozmente, muy ferozmente.


martes, 2 de octubre de 2012

Invisibilidad inadvertida.

Es increíble todo lo que podemos llegar a ignorar. Todo eso que se pasa por alto sin apenas ser advertido. Pequeños detalles que cuentan demasiados y grandes secretos que sin querer vuelan poco pero llegan lejos, y que nos convierten en cuerpos poseídos de enfermiza (y quizá también eterna) ignorancia desembocada en indiferencia. Porque somos sólo cuerpos, cuerpos que ignoran o que conocen.

Y la ignorancia normalmente tiende al caos infinito.


lunes, 1 de octubre de 2012

Encontrarlo justo donde lo habías perdido.

Casi todos los armarios, grandes o pequeños, se ordenan desde dentro. Por mucho que lo intentemos, desde fuera hay poco que hacer. El primer paso es vaciarlos, sacudir los bolsillos tramposos que solo dejan ver una cara de la moneda, echar al eco de entre los vestidos, rescatar pantalones que dormitaban exiliados al fondo del armario porque  nunca nos los poníamos, viejas ideas que nunca sacábamos a la calle; simplemente porque las habíamos perdido. No podemos pretender guardar algo si no queda espacio, el problema es que nunca queremos deshacernos de nada "por si acaso". Tenemos que asumir que algunas veces en la vida toca elegir, y es mejor hacerlo de forma consciente que sin darnos cuenta.

Pero siempre nos damos cuenta tarde, cuando ya no encontramos nuestros zapatos de baile.