lunes, 30 de diciembre de 2013

Solo di que si.

Son las palabras las que no encuentran la voz.
Son los sentimientos que se esconden unos detrás de otros como si temieran ser expresados, los mas dañinos. Están ahí, atravesados, no quieren convertirse en su destino, forma de palabra que puede crear futuro. No quieren quedarse aquí en estas letras, dicen que son míos y dentro de mi se quedan. ¿Por qué el orgullo, por qué el miedo? ¿Por qué tantas mentiras habiendo conocido la traición, los suspiros, el arrepentimiento?

La voz que siempre calla acaba desnudando todos sus secretos.

Por verte sonreír he vuelto yo a perder.

Es esa sensación. Te falta algo, un vacío que no lo llena ni la nada. Lo más parecido que he encontrado, cuando ríes, tan agusto que no recuerdas la última vez que lo hiciste. Esa risa que parece eterna, que rellena los huecos, olvida los llantos. Tan completa, tan llena, y de repente se esfuma. Ya no hay más. Ese instante, pequeño, pequeñísimo, en el que aún estás sonriendo pero la risa se ha acabado y poco a poco los labios empiezan a pesarte. Ese momento en el que todavía no has abandonado la sonrisa pero está ahí convertida en los restos de una carcajada, y te sale un poco de aire, así como un suspiro. Es justo ahí. Eso mismo, eso es lo que siento.