Me sabes a locura, a desenfreno, a mañanas sin alba y noches sin freno. Me sabes a nuevo, a agua y miedo. Me sabes a veces un poco a fuego. Y luego se confunden nuestros sabores y cuando te beso me sabes a mí. A este sabor tan dulce y tan amargo, tan pequeño y vulnerable, tan poco estable.
Y es que me sabes a vida. Y me sabe realmente bien.
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