sábado, 9 de febrero de 2013
La espina crece pinchando.
Habías sobrevivido, sin saber cómo, a tantos años en sociedad y aún no sabías que lo que no hace ruido al romperse es lo más difícil de reconstruir. Condenamos a quién su mayor crimen ha sido contar la verdad y perdonamos a quién nos ha enturbiado la mente. Así funcionamos, y tú habías conseguido mantenerte al margen hasta ahora. Ignorancia quizá, quién sabe. Hay tanta maldad que nos protege. Sabes que puedes vivir dos veces, que los que no se presentan a los padres nunca son los definitivos, que el miedo gana si le dejas. Y no sabías que lo que se destruye una vez no puede volver a destruirse, los viernes pasarán deprisa sin tu permiso y tendrás que vivir esperando.
El tiempo nos acaba volviendo locos. ¿Se puede apreciar algo que sabes que vas a perder? Malgastas todo tu tiempo en pensar cómo recuperarlo. Y se va. Y ya nunca vuelve.
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