-Mi padre y yo veníamos aquí. Y nos tumbábamos en medio de la carretera, viendo los cambios de semáforo. Los mirábamos cambiar de verde a ámbar, y de ámbar a rojo. Tú podrías hacerlo si quisieras.
+No.
-¿Por qué no?
+Porque...Yo qué sé, ¿quieres levantarte de ahí?
-¿Te das cuenta? Verás, tú nunca haces lo que quieres. No eres libre.
+Está bien.
+¿Qué pasa si viene un coche?
-Morirás.
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