Nos amábamos rápido, lento, suave y ferozmente. Y después de cada beso llegaba esa calma propia del fin de una guerra, ese instante antes del caos, una tregua muy poco perpetua. Eran los segundos que precedían a la muerte respirados por quienes la harían llegar, pero dulcemente. Y otra vez, se encendía la chispa que nos haría arder en un mar de conflictos, y entonces rompíamos la paz y volvíamos a la batalla de explosiones, volvíamos a amarnos rápido, lento, suave y ferozmente, muy ferozmente.
y esa pausa para tomar aire es siempre un buen recuerdo(:
ResponderEliminar(me encanta esa marca. ferozmente.
ResponderEliminarmuy ferozmente. )