martes, 11 de diciembre de 2012
El amor propio es un veneno que engullimos casi tan rápido como esas uvas mustias que prometen a los depresivos y a los mediocres creer que la suerte es fruto de lo rápido que tragues basura en una noche.
Los mejores cerebros del país trabajan en las campañas de anuncios. Campañas navideñas con muñecos de peluche que se hacen caca encima y spots de invidentes que convierten fortuna en miseria con un solo chasquido son prueba de ello.
Pero pese a sus brillantes ideas todavía no han comprendido que el futuro está en los anuncios de preservativos. Podrían vender mucho más si en vez de una pareja atractiva pusieran un primer plano de Belen Esteban o de uno de los concursantes de Gandía Shore con un lema abajo que dijera:
"mañana, pueden ser tus hijos".
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