con las uñas ennegrecidas
de carbón,
con tus dedos que escriben
muerte en mis muslos, carnívoros, sedientos,
y la convicción de que
la luna caería una de estas medianoches
y se abriría de piernas ante tí,
con tus uñas ennegrecidas
de carbón, de años, cansancio.
Mordías, más que la vida misma,
más que todas las medias verdades
que pueden ahogarse en las lágrimas,
que la libertad enjaulada,
más incluso que el amor.
Perfecto. Hambre y sed, aderezados con mordiscos y suciedad. Sabes como atraerme como la abeja a la miel.
ResponderEliminarDeliciosamente insuficiente.