Cuando dos o más explicaciones se ofrecen para un fenómeno, la explicación completa más simple es preferible; es decir, no deben multiplicarse las entidades sin necesidad. Esto quiere decir que en ingualdad de condiciones, la explicación más simple tiende a ser la verdadera. Aunque no siempre, sólo es más probable que lo sea.
Pero qué más da... acertar es cuestión de suerte, nunca sabremos cuál es la más simple. Ni siquiera sabemos si esto funciona. ¿Vas a jugártelo todo a la misma carta? Bueno, quién no arriesga no gana, dicen. Y si no ganas es como si ya hubieras perdido.
En realidad, no tenemos ni idea de nada.
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