domingo, 11 de marzo de 2012

La dama de los cuervos.

La última vez que la vi iba vestida de negro. La perseguían cientos de cuervos, recordándole la marcha fúnebre y el olor a muerte que desde entonces se había confundido con su perfume, una mezcla de anhelo y miradas perdidas.Parecía sofocada, como si algo o alguien la estuviera rondando desde la oscuridad. Más tarde, quizá demasiado, me dí cuenta de que la única presencia que la perseguía eran los recuerdos, los devastadores y horribles recuerdos que se quedan con ella, y que son lo último que le quedan de él.
Se fundió entre el pasado y la soledad, quizá penso que podría vivir sustentándose de su memoria, recreando momentos que querían llegar y nunca pasaron en la realidad. Repetía una y otra vez en su mente todas aquellas palabras que había soñado que un día diría, si la valentía o el alcohol se lo permitían.
La última vez que la vi, dejó una rosa negra debajo de aquella lápida mugrienta que no parecía recién hecha. La vi ocultarse entre la maleza de un bosque en ruinas, vagabundeando como un alma en pena. Parecía haberse negado a la vida, y rasgó todo su pecho, que se rompió en mil pedazos, y de él salieron cientos de cuervos negros.

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