jueves, 29 de marzo de 2012

Que paren el mundo que yo me subo.

Baila conmigo. Y llévate un paragüas porque te aseguro que lloverá, pero no intentes pararme los pies. Ven, agárrame de la mano y baila conmigo porque no coordino bien los pasos. Prometo que me dejaré llevar, que no querré ser de las que les gusta mandar. Me dejaré sorprender. Te abrazaré y fingiré que no me importas. Cógeme de la muñeca si intento escapar. Cuando nos digamos adiós, date la vuelta y mírame, así sabré que volverás. Si no llamo, búscame. Si te cuelgo, búscame. Y si me encuentras, baila conmigo. Baila conmigo hasta que nos duelan los pies y se me haya roto el vestido. Intenta convencerme de que me protega bajo el paragüas, si quieres escuchar alguna incoherencia. No importa que no sepamos seguir el ritmo. No importa que desafinemos. No importa si te digo que en realidad la música sólo la hemos oído nosotros. Tú baila. Y hazme creer que seguirás bailando, y que no necesito el paragüas. Hazme creer que has vuelto. Que he vuelto.

Algunas historias no necesitan final.

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