No importa si alguna vez te lo cruzaste por los pasillos, o si quizá os hayais visto un día cualquiera al cruzar la calle, incluso a lo mejor estuvisteis en el mismo ascensor, no importa. Siempre vuelve, una y otra vez. La estupidez metida en cuerpo de persona y la duda escondida en los pantalones. Las miradas furtivas lo delatan, pero nunca enfrentan, nunca miran a la cara, porque es amor cobarde. Amor gastado, amor con un corto plazo de duración, amor que muere y se derrite cuando llega el verano, y que con las primeras gotas del invierno mendiga un abrazo que dé calor en esos días de frío y de vacío, bajo las consecuencias del muy conocido "efecto boomerang", o para los que teneis suerte y no lo conoceis, amor que cuando se acumula la soledad en los cajones del alma, se aferra a cualquier cuerpo que emane calidez. Y al principio es para siempre, pero siempre dura unos minutos. Y yo no quiero amor que cuando falta el aire se ahoga. Yo quiero del que flota y del que nunca camina sobre seguro. Yo no quiero amor para cobardes, yo quiero del que si no arriesga no gana, y si no gana, vuelve a arriesgar. Del que dice te quiero y se arriesga a escuchar un yo no.
Hablamos mucho y sentimos muy poco.
"El amor es un eterno insatisfecho"... Yo también soy de las que prefiere amores valientes, pero hay algunos que hay que dejar atrás, en los hay que saber decir "basta". Para mí, el mejor amor es el que te aporta paz, aunque eso no significa que tenga que ser el más fácil o el más cobarde.
ResponderEliminar¡Me han encantado tus palabras!
Besos azules.
Lena
El amor valiente es a veces el que más duele, pero a lo mejor es el más sincero. Saber decir basta se aleja bastante de la cobardía; y más aún tener la fuerza para poder escribir un punto final. ¿Pero quiénes somos nosotros para hablar de amor, de cobardes y de valientes?
EliminarMe alegra que te guste lo que escribo(;
Un trozo de cielo.