domingo, 6 de noviembre de 2016

Metanoia

La historia se repite. Las palabras se repiten. Como un invierno que ya hemos vivido, un frío que nos ama en silencio se apodera lentamente de nosotros, abrazándonos por dentro. Se agarra fuerte y ya es tarde. Sabes que ya está dentro. Pero se puede observar desde fuera, o eso creo.

Me imagino que se verá muy diferente desde ahí. A veces me gustaría preguntártelo. Las cosas siempre, casi sin excepción, son diferentes dependiendo desde donde se miren. Si observamos las palabras, sin encontrar sentido en ellas y sin tratar de encontrarlo, podemos ver cómo se escapan de nosotros y cómo perdemos su control. Cómo pasan de pertenecernos en su totalidad, cómo pasamos de ser sus dueños indiscutibles, a convertirse en balas que disparan en direcciones ocultas. Al salir las hacemos libres, y ellas utilizan su libertad. Lo hacen mejor que nosotros.

Espira para saber si es invierno. Si lo es, observa. Obsérvalas. Déjate abrazar. Ellas tienen esa especie de magia, ese engaño por el que jamás descubriremos si han vivido dentro de nosotros, o si al salir las hemos admitido como nuestras. Sin que lo sean verdaderamente. O si.

La historia se repite. Las palabras se repiten. El invierno vuelve cada año aunque ya lo hayamos vivido. Quizá el frío sea diferente, quizá el frío haya cambiado. Observa las palabras, persíguelas, como si no fueran contigo, como si esto sólo fuera un un mal sueño del que despertaremos. Confía en despertar. Confía porque es lo único que puedes hacer ahora. Pero recuerda que cuando despiertes ya no serás el dueño.

Despierta a pesar de ello, pero jamás lo olvides. Ellas ya estarán lejos.

A la verdad le salen alas.

2 comentarios:

  1. Como un fisgón, me he metido dentro de tus reflexiones, y la verdad es me ha costado salir de ellas, como al niño que se le acaba el recreo. Sin tu permiso, seguiré espiando por la mirilla de tu blog.

    ¿Cuantas interpretaciones puede tener una canción, una sonrisa o una mirada? ¿Quién puede traducir los sentimientos plasmados solo en palabras? Tienes que ser muy valiente para escribir poesía, y creo que lo eres, aunque puede que no estemos de acuerdo. Una vez alguien me preguntó que quería decir al respecto de una historia muy surrealista que había parido, yo le dije que precisamente escribía para saber lo que quería decir. Y tú, ¿por qué escribes?

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    1. De nuevo, siento responderte tan tarde. Y de nuevo, te agradezco que te quedes un tiempo enredado por aquí.

      Tantas interpretaciones como personas. En eso reside lo mejor de la vida yo creo.

      Escribo porque de alguna forma hay cosas en nuestro interior que necesitan salir. Una vez me dijeron que lo único que necesita cualquier persona es ser escuchada y con el tiempo me he dado cuenta de que arregla muchas más cosas de las que pensamos. Creo que al escribir muchas veces escucho cosas sobre mí que puede que desconociera, o puede que sean cosas que de ninguna otra manera podrían ser escuchadas si no son escritas. Al fin y al cabo, mi respuesta tiene mucho que ver con la tuya.

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¿Por qué no escribes algo? ¿Es que te ha comido la lengua el gato?