martes, 1 de noviembre de 2016

Vértigo

Hay abismos. Abismos inmensos, invisibles, peligrosos, incomprensibles. Hay abismos y abismos. Y todos responden a un nombre que nos da miedo descubrir.

Son muchos años decorando nuestros propios recuerdos. Jugando con algo tan peligroso como lo es construir una vida inolvidable, sin saber que empezaremos a recordarla sólo en el momento en el que dejemos de construir. En el momento más peligroso de todos y a la vez el más necesario. Ay pequeña, cuando dejes de construir... Cuando dejes de construir será el momento de mirar de frente todo aquello que has edificado. Pero lo mirarás desde arriba, porque nadie construye desde abajo.

Te encontrarás atrapada en aquello que has dejado que te levante. Te encontraras en la cima de ti misma. De lo que has dejado que sea parte de ti.

Y cuando mires abajo... Cuando mires abajo te darás cuenta de que las cosas que antes estaban a tu lado, las cosas que antes eran de tu tamaño, ahora se han hecho pequeñas y lejanas. Se encuentran formando parte del material con el que has estado construyéndote.  Quizá sean ahora tus cimientos, pero ya nunca serán el último ladrillo que has puesto. Sin embargo, estarán ahí toda tu vida, sosteniéndote. Formando parte de lo que eres. Cuidado con lo que dejas que te construya.

Hay abismos. Abismos a los que da verdadero miedo asomarse. Abismos que guardan todo lo que perdimos mientras nos construíamos. Abismos que nos responden cuando gritamos. Hay cosas que solo las oyen quienes saben escuchar.

Y cuanto te des cuenta... cuando te des cuenta de que el abismo sólo sabe responder con eco, entonces sabrás que nos estamos escuchando a nosotros mismos.

Y eso nunca nos ha gustado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Por qué no escribes algo? ¿Es que te ha comido la lengua el gato?