domingo, 15 de enero de 2012

Preguntas cabronas y silencios suicidas.

Apoyo mi cabeza en el goteado cristal del tren, mientras observo danzar a las gotas al ritmo de Cello Suit, de bach, que retumba a través de mis auriculares viejos. Las gotas cada vez caen más deprisa, será que llueve demasiado, quizá el tren esté cogiendo velocidad. Mi cabeza da pequeños golpecitos contra el cristal al compás del motor, que hace vibrar esta gran máquina con ruedas. Yo también tiemblo, y puedo sentir las vías. Mi cabeza empieza a dar vueltas, apoyarla en el cristal ha sido una mala idea, y ahora me vibran las ideas, revolviendo antiguos sentimientos y desenterrando viejos pensamientos, cual terremoto. Suena un acorde de melancolía y me pregunto quién va más llena de "por si acasos": mi maleta, o yo.

4 comentarios:

  1. Nosotros. Siempre.

    Llenos de "por si acaso", "quizás", "tal vez", "nunca", "me gustaría", "debí" y "¿por qué no lo hice?"

    Por cierto, precioso :)

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    Respuestas
    1. Tenemos que aprender a hacernos bien la maleta, ¿no? (;
      Gracias! :D

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    2. Es una tarea muy complicada. O se nos olvida algo o no cabe más. Especialmente en invierno que es cuando más capas (exteriores e interiores) necesitamos. La soledad del frío puede ser devastadora en comparación con la calidez del verano. Aunque claro, también depende de la compañía ¡y del equipaje!

      De nada ;)

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    3. O no encontramos lo que queremos...O no tenemos nada para meter en la maleta...Escusas hay muchas, pero valientes pocos. A lo mejor el secreto está en viajar con poco equipaje, si es muy pesado no podremos llegar muy lejos, si no sabemos cómo.
      Un beso :)

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