domingo, 15 de abril de 2012

Corona caída.

Apareció a eso de media noche, una hora mágica. Nunca se sabe si es demasiado pronto o demasiado tarde para olvidarse un zapato de cristal en las escaleras. O mejor aún, unas bragas. Es la única manera de que el príncipe se fije en ellas y las recoja. El de esta historia estaría más que dispuesto a encontrar a la dueña, siempre y cuando implique recorrer todo el reino en busca de las medidas perfectas, porque este príncipe no se quita el sombrero ante nadie, ante todo, los pantalones. Es un príncipe de chaqueta de cuero y fecha límite, se caduca tras la primera calada. Y caducarse te hace viejo, te hace aburrido y solitario, tanto que él necesita que cenicienta cambie de cara y de forma cada noche. La monotonía siempre ha sido una razón de la que asustarse, en especial, si culpamos de ella a la princesa. Por eso a este le van más las cenicientas, al menos, lo dejan todo limpio y no quedan rastros del pecado.
Esa noche era una de tantas, y como todas, acabaría tras las puertas de los baños de un bar en compañías desconocidas y desconcertadas. Y como no esperábamos menos, esa noche acabó igual que siempre. Qué irónico, huir de la monotonía con más de ella.
La chica llevaba un vestido rojo ceñido a juego con un tanga, que las manos expertas de su majestad no tardaron en arrancar con brusquedad. Pronto fue transportada al palacio del que tanto le había hablado el príncipe, pero el techo empezó a derrumbarse cuando él repitió las palabras que tanto odiaba. "No es esta, no es esta, no es esta". La chica lo miró aturdida, y el príncipe inadvertía que lo hubiese dicho en voz alta. Tuvo que empujarla, ya que esta opuso resistencia, para poder cambiarle el tanga por las bragas de la princesa de la noche anterior que llevaba en el bolsillo. Qué absurda historia. ¿Por qué guardaba el príncipe cada noche las bragas de la chica anterior para cambiárselas a la nueva?

Él también se lo preguntaba, en las aceras húmedas de una ciudad dormida. Tanga rojo en mano, volvió a preguntárselo una vez más, esta vez en voz baja, si aquello aplazaría su fecha límite o eran solo unas simples bragas usadas.


2 comentarios:

  1. Increíble :)
    No hay entrada tuya que no me deje sin palabras.
    Buena semana, un beso muy grande :)

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  2. Yo también me quedo sin palabras al leer comentarios como el tuyo, me alegran la semana, en serio.
    Muchas gracias por leerme, un beso (:

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