domingo, 15 de enero de 2012

Y un día, se aburrió de existir.

Verónica era una chica de usar y tirar. Su vida era un círculo vicioso de gente desconocida, de pasarelas y de fotografías. Acababa los días con litros de ron con coca-cola corriendo por sus venas, y los empezaba entre camas desconocidas y máquinas de café con sabor a recuerdos espesos. Después, ni ella ni nadie sabía como seguían. Hacía mucho tiempo que se había cansado de la rutina, de mirar el reloj y que no pasará el tiempo. Se aburrió de su juego de cuadros de Nicolas Poussin, de su pintalabios carmín y sus uñas esmaltadas. Se aburrió de cerrar los ojos y contar hasta 10, se aburrió del amor. De los que se dormían a su lado pero despertaban lejos de ella, de las promesas falsas y las esperanzas perdidas. De que todo le quedase genial en el probador de la tienda, y de desterrarlo al fondo del armario tras su última semana de vida. Estaba harta. Y un día, se aburrió de existir,


de mirarse al espejo y ver siempre a la misma persona.

3 comentarios:

  1. me encanta como escribis.. me atrapan tus historias cortas como esta.. :)

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    1. Muchas gracias(: escribir es un poco como una manera de reinventarme.
      Un beso!

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  2. ¡Qué bonitoo!
    Te sigo desde http://invisible12.blogspot.com/
    Escribes muy bien(:

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¿Por qué no escribes algo? ¿Es que te ha comido la lengua el gato?