miércoles, 22 de febrero de 2012

De letras y demás parásitos.

No voy a andar con rodeos. Las musas vuelan y una se ve en la obligación de atraparlas en la prisión de las palabras, una debe ser rápida para no quedarse sola. Ahora nos hacemos compañía. Ellas, en su cárcel de papel, y yo...Bueno, ellas son mi jaula. Así podremos sobrevivir el resto de nuestros días. Ellas, sublevadas y yo engañada. Y ya no escribo como quiero, ahora son ellas las que dictan la secuencia, de final, de amargura, de descanso. Pero ya no de soledad. Me ruegan salir y yo las obedezco, más debe ser bajo mi pluma, y por encima de mis ganas de existir. Hasta que logremos un sentido a nuestros pensamientos. Ya son viejas las explicaciones, no se pasean por las calles del alma y nadie se acuerda de ellas, son tiempos de jóvenes y promesas. Ahora mis notas son ellas y yo su música.

3 comentarios:

  1. Hay musas que te gritan, otras que te acarician y esas que describiste. Esa relación violenta siempre deja sus frutos; historias de historias y productos finales. Un trabajo de refinamiento y de mejorías. Un fuerte abrazo, me ha encantado.

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¿Por qué no escribes algo? ¿Es que te ha comido la lengua el gato?